El Centro Europeo de Control de Enfermedades pone a Canarias entre las regiones en semáforo rojo
EFE
La UE genera el mapa usando el dato nacional de positividad (10,49%), casi el doble del de Canarias y muy superior al 4% requerido para bajar de nivel
Pese a tener algunos de los mejores datos epidemiológicos del país, Canarias no se ha escapado de la peor calificación del semáforo europeo para las restricciones de viaje. Junto con el resto de España, y la mayoría del continente, las Islas quedan teñidas de rojo, con lo que se podrían mantener las cuarentenas o pruebas de COVID-19 a los turistas que vuelvan a sus países de origen.
La baja incidencia acumulada del coronavirus acerca a Canarias al ámbar, al encontrarse por debajo de los 150 casos, pero tener más de un 4% de positivos en las pruebas PCR condena a las Islas al rojo.
Cabe resaltar que el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) ha utilizado el dato nacional de positividad del 10.49% para todas las regiones españolas aunque el dato para Canarias está mucho más cerca de lo exigido para bajar de nivel, con un 5.61% de positivos a la hora de publicación del mapa.
Los indicadores de la UE
La Comisión Europea quiere acabar con los criterios desiguales de los Estados miembros para cerrar sus fronteras
El verde recomendaría a todos los países de la UE que levantasen cualquier tipo de restricción, pero esto queda aún muy lejos para las Islas. Canarias tendría que, además de reducir la positividad por debajo del 4%, reducir la incidencia acumulada (casos por cada 100.000 habitantes en dos semanas) por debajo de los 25, menos de un tercio de los 82,38 actuales.
Un cambio de nivel al ámbar sigue sin ser una garantía de que se abran del todo las fronteras. El acuerdo intenta reducir la incertidumbre y evitar el cierre de fronteras para salvar el espacio Schengen, uno de los grandes logros de la Unión. Sin embargo, la decisión de qué medidas tomar siempre dependerá de cada estado miembro. Además, los niveles rojo y ámbar indican que los países miembros podrían imponer cuarentenas o pruebas de coronavirus a los viajeros que vuelvan de esos países, pero no hay una distinción clara entre los dos.